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La Ascención - Vii - 09 de abril de 2012
por gerardo
Viajó Lotoz sin parar, aún después de la última hora de sol, sin embargo sentía, y sabía que lo perseguían. Aunque estaban lejos de él, temía por su vida, y siguió avanzando a la sombra de la noche, no siguiendo el sendero, si no paralelo a él. Subió por entre pequeñas montañas llenas de matorrales que lo invitaban a quedarse oculto entre ellas, pero no eran de fiar, pues sospechaba que las bestias lo olfateaban y podían encontrarlo si se durmiese. Llegó a un pequeño cerro rocoso con poca vegetación y lo escaló hasta la cima, hasta lo más alto, cansado, jadeando, sus pies ya no lograban sostenerlo; vió a lo lejos, muy lejos, sobre las montañas y más allá, por un momento pensó en el calor de la costa y lo cálido del aire, pero ahora solo podía ver las sombras de las montañas, dispersas y difusas se mostraban en la noche, la luz tenue apenas las dejaba ver. Atravez de la oscuridad, hasta donde su vista apenas pudo penetrar el bosque, vió una luz y se alegró su corazón, y las fuerzas le volvieron a los pies y de pronto no se sintió tan solo ni tan agotado. Se puso en marcha, corrió por la ladera pedregosa, bajó apresuradamente y se topó con un riachuelo donde pudo tomar agua fresca y llenar su cantimplora, pero no descansó.

Caminó durante toda la noche y finalmente, cuando la claridad de la mañana apartó las sombras de la noche, el cansancio lo venció, sus piernas le temblaron, sus fuerzas lo abandonaron, desfalleció su cuerpo, el miedo no pudo controlarlo más, sus ojos se cerraron y se desplomó mientras naufragaban sus pensamientos en un mundo que se oscurecía cada vez más, aun con la presencia del sol de la mañana, estando el alba en todo su esplendor.
No sabia hasta donde había llegado, pero en su mente lo último que recordaba era que durante toda la noche había viajado paralelo al sendero que Kcire había dejado marcado, siempre hacia el este, en busca de la luz que vio al llegar al cerro desnudo, pero a la madrugada, antes de que el sol apareciera ya no estaba seguro de hacia adonde estaba corriendo. También recordó que toda la noche escuchó aullidos de las bestias cada vez más cercanos, pero ya no pudo hacer más y cayó profundamente dormido.

Un rayo de sol cayó sobre el rostro de Lotoz y lo despertó, era como la hora cuarta, estaba sediento, hambriento y aún cansado, no logró ponerse en pie, pero sintió la fuerza de un brazo robusto que lo levantaba y reaccionó, se alegró mucho al verse frente a Inov y Garnaz y otros siervos de su rey, habían sido enviados a buscar noticias de los mensajeros, pero hasta ahora lograban encontrar a alguien. Lo llevaron a descansar y por la tarde charlaron largamente acerca de todo lo que sucedió. Resolvieron volver hacia el este, hasta el campamento principal de Kcire, en lugar de ir hacia la caravana de Zeveín.

2 Comentarios

Que bien escribibes amigo....

09/04/12 07:04

muchas gracias, es un honor ser leído, si de paso a alguien le gusta, pues mejor que mejor. ;)

09/04/12 11:04

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