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La Llegada a Costa Verde -i- 16 de marzo de 2012
por gerardo
Léafar, que se autonombro encargado de escribir la bitácora de viaje, anotó estas palabras la mañana de un día despejado, cuando el sol apenas se asomaba sobre el horizonte:

“finalmente, después de interminables días desde que nos hicimos a la mar, hemos visto tierra firme, habitable y hermosa, nuestros ojos se iluminan con el amanecer y algo mana de ellos, como fuentes de agua cristalina, que los hace brillar, son lágrimas, lágrimas de felicidad. Hemos encontrado buena tierra, donde podremos darle a nuestros cuerpos un descanso merecido tras este viaje tan largo, que ha hecho mella en nosotros. Luego vendrá un largo sueño, sueño eterno, para finalmente olvidar los fantasmas que hemos dejado atrás y que nos siguen día y noche sin descanso.
No somos cobardes, no escapamos de nada, es solo que no tiene sentido perder la vida sin motivo, o quitársela a alguien más sin justa razón.
Pero este lugar, este lugar es hermoso, en mis sueños más placenteros jamás vi tierra tan hermosa y rica, toda una costa que no puedo ver donde comienza ni donde termina, está tallada en mil colores y formas, saltan a la vista las pequeñas montañas con picos redondeados animados por bandadas de aves con un canto que hechiza, y el color verde esmeralda, que se enseñorea de todo este lugar. Ah! Y no se puede obviar esa montaña rocosa, es muy alta y esta muy lejos de la costa, despertará espíritu aventurero en más de uno, creo que también yo iré algún día a conquistarla.”

No eran exageradas las palabras de Léafar, por el contrario, estaban muy acertadas, la costa era en verdad hermosa, bañada en un verde brillante, aún cuando el sol no se presentaba con todo su esplendor.

Así es como llegaron los primeros habitantes a Costaverde, estaban impresionados por la belleza del lugar, había una pequeña entrada de agua que parecía partir la costa en dos, pues la línea costera era casi una línea recta perfecta, bahía Urr, se precipito el capitán a decir, yo la he descubierto y así se llamará, bahía Urr, igual que yo y en memoria de mi padre. Se dirigió a la bahía para atracar. Una vez atracaron, todos se regocijaron, se felicitaron unos a otros y coincidieron en que el destino los había traído a este lugar por un buen motivo.

1 Comentarios

Va bien, sigo leyendo...

21/03/12 06:03

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