Y ahí estaba ella. Con sus ojos luminosos cuales lejanas galaxias detrás de sus deslumbrantes gafas negras. Con su ondulado y largo cabello con tonos de color ámbar. Con esa boca que deseaba poder besar algún día fuera de mis pensamientos. Y de pronto me sonrió. Dejo entrever sus blancas perlas detrás de sus perfectos labios. Recuerdo que ese día llevaba una bonita camisa blanca y unos ajustados pantalones azules que la hacían perfecta. En todos mis deseos aparecía ella. Deseaba poder abrazarla. Poder besarla. Poder consolarla en mi regazo cuando las cosas no le fueran bien. Poder acariciar sus sonrojadas mejillas y decirle te quiero justo después. Deseaba poder llegar a peinarle sus finos cabellos. Deseaba poder decirle todo lo que siento por ella y que ella me respondiera con un yo también mi vida. Deseaba agarrarla fuerte y no soltarla jamás. Deseaba irme a la cama habiendo visto su mensaje de buenas noches. Deseaba sentirla mía. Deseaba sentirme suyo. Deseaba pasar todos los momentos que paso solo o con amigos, pero solo con ella. Ella lo era todo. Era como era. Simplemente... Perfecta.
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Me alegro mucho de que te guste Regina, cordiales saludos.