Amé, en ocasiones desesperadamente,
como si tan sólo pudiera mirarte una y mil veces.
Amé, desde el dolor y la inquietud,
rozando las miradas, nada más que nada
observando tu callada juventud.
Creces y me miras,
como si todo fuera un juego...
y luego, repitiendo ese gesto que te delata
callas, y te ausentas para siempre.
Amé, navegando en solitario,
perdido en la razón, justificando ausencias:
querencias de amante desolado...
murmullos de tus palabras, cadencias, lo escuchado.
¿Qué razón rompe la voluntad de amar?
¿Qué estraño dolor se ajusta a cada paso?
Y me das el adecuado tiempo para volverte a ver,
parar rodear tu presencia, para envolverme
en una fría nada que, como tus párpados,
se extienden en el desierto.
Se apagaron pasiones en mi corazón de hielo.
Recliné la cabeza sobre mi almohada y susurré tu nombre.
Ya no estabas aquí,
había volado hacia el pedestal donde
tu sonrisa y el brillo de tus ojos
formaron parte de una constelación del norte.
Grekosay:
"Y me das el adecuado tiempo para volver a verte,
para rodear tu presencia, para envolverme
en una fría nada que, como tus párpados,
se extiende en el desierto".
Amigo como te dije alguna vez tu siempre me sorprendes con tus textos siempre me sales con algo nuevo pero a la vez agradable.
Es un placer leerte.
Sergio.
Pd: Te invito una taza de té para calentar el alma.