Me he muerto en la librería. Aquél que estaba robando un libro era el negro más odiado, el sin papeles el empapelao de turno. Se forran con nosotros, dice uno y Cris, que me acompaña, pierde las gafas. ¡Cuestan un huevo! Mirando entre los tomos mezquinos descubron que están junto al Capital de Marx. Todo tiene ese aire de desgarro, de ventanilla de metadona y flor en ojal del político turista. Nos moriremos de hambre y sin gafas. La Cris se saca un pañuelo de papel y se limpia los cristales. Una oculista de la calle inventando la mirada interior. Hace calorcito. La calle no deja de sentir la ausencia de baldosas y de bancos. Es un invierno, donde la nieve aburre y comienzo sospechar que estoy perdido entre vencejos y colchones postcoitales. No compro nada. No me gusta nada. No puedo comprar nada. Y en esto alguien anuncia un mercadillo de camisetas con tias en pelotas. ¡Cuatro por una! Los cristales rotos no están en las gafas de Cris y el librero escupe disimuladamente. Cerca veo un súper. Un cartel inmenso recuerda que la calidad está en lo peor que consumimos. Cris se pone nerviosa y echa a correr. Sin gafas no irá lejos, o quizá acabe ligándose al titi calvo del anuncio del súper.
(El Capitán Patétiko garantiza la conciencia ciudadana en valores, ciudadanía, moralidad, ambigüedad, y otros valores que no cotizan sino en bolsa de basura)
Pero qué buen Grakosay. Es una gozada leerte, con esta profesionalidad y facilidad con la cual te expresas.
Es una enorme alegría pasar a comentarte y que estés aquí.
Gracias de todo corazón amigo.
TQ