En la curva imaginaria
de tu vientre florecido
descanso entre las albaidas
y el olor de artemisia mecido.
No tengo un jardín creado
para tu alma oscurecida
tan solo un halito salvaje
rugiendo esperanza a lo amado.
Unos temores entre espinas
arrebatan la paz de nuestras manos
y la confianza entre orquídeas
de nuestro alado atrevimiento.
Un invierno con pocas mariposas
esbozando crisálidas ocultas
que guardan en caricias
nuestro amor entre las sombras.
Siempre espero tu viento
de negro soplido ardiente
para seguir siendo tu aliento
entre la sombra de tu boca latente.
Me ha gustado mucho. Parece que trae un hálito de esperanza. Abrazos