Cuando aprendes a estar solo por la fuerza acabas encontrando en esa soledad detalles indispensables para tu supervivencia. Pueden ser lugares, libros o películas. Pueden ser objetos o fotografías, también hobbies o pasatiempos. Pero cuando los descubres, por mucho que retomes el camino de la mano de otras personas, jamás podrás volver a sentirte completo sin la soledad, que tan bien acompañada viene de esos detalles de los que te hablo. Soledad que dolió en su día pero con la que has aprendido a sentirte paz y, sobretodo, a encontrarte a tí mismo.