Se encontraba en la oscuridad absoluta.
Aquella silueta diurna apenas imperceptible. se oyó el chasquido de una
Cerilla al prenderse y la habitación quedó con una pequeña luz tenue.
Las paredes eran de madera, algunas tablas estaban ya podridas del paso del tiempo. En el rincón había una pequeña silla, toda polvorienta con
algunos arañazos sobre el tapiz, unos pocos trastos esparcidos por el suelo de la habitación, apenas había poco mas; todo se encontraba tal y como lo recordaba la última vez que estuvo allí.
El chico estaba apoyado sobre la pared con una pierna flexionada,y con la mirada perdida en el vacío. En ese momento le vino a la cabeza aquel vago recuerdo, cuando estaba en ese mismo lugar y la vio por última vez
Él, llevaba unos pantalones azul marino y una camiseta blanca, se encontraba en el rincón de la habitacion con los brazos cruzados de espalda hacia a ella . tenía la mirada perdida en el suelo, pues no quería mirarla a la cara, ya que sabía que si lo hacía, al mirarla, no sería capaz de hacerlo.
Ella estaba sentada en la silla, con las piernas cruzadas y las manos apoyadas en ellas, movía constantemente los dedos por reacción al nerviosismo que se había apoderado de ella. Le miraba de reojo para ver si era capaz de mirarla y no lo hacía, no entendía por qué no era capaz de mirarla tan siquiera a los ojos.
Llevaban un largo rato sin saber que decirse, ella intuía lo que iba a ocurrir, puesto que notó al chico bastante raro dias atrás.
-Como puedes hacerme esto
soltó al fin la chica casi en un susurro.
No eres capaz de mirarme a la cara y decírmelo. Llevas días evitandome, no me hablas ,no me llamas, no haces nada! Soltó al final la chica un grito ahogado en el cual, podían divisarse sobre su rostro dos lágrimas surcando sus mejillas.
El chico seguía sin dirigirle la palabra.
De repente en una milésima de segundo, ella se levantó de la silla con un movimiento brusco y entre lágrimas decía
-esta bien. Puedes no mirarme, puedes no hablarme, ni tan siquiera abrazarme, puedo soportarlo, puedes decirme que me odias aunque ni siquiera lo sientas, que no quieres volver a verme y que todo ya es ceniza
Pero no me pidas que me aleje de ti.
El chico al oír esas palabras, sintió un escalofrío que le hizo estremecerse, pero no consiguió decir nada.
La chica cayó derrumbada en el suelo, sollozando, sin apenas poder moverse.
-no puedes hacer nada para evitar que me vaya..
dijo al fin el chico .
ella alzó la vista hacia él y pudo ver que se giraba
- ya nada es como antes, ojala algún día, puedas llegar a comprenderlo.
Se quedó atónita al oír esas palabras y no supo que decir
mientras, el chico se dirigía hacia la puerta sintiendo que tal vez sería la ultima vez que la viera. Hubo un momento en el que estuvo a punto de ir corriendo y abrazarla y susurrarle al oído lo mucho que la necesitaba, pero no fue capaz; y con una mirada leve, clavada y fija en su rostro le dijo el último adiós y se marchó.
Volvió en sí ,de lo que acababa de recordar y se enjugó las lágrimas, miró hacia arriba con un aire de desilusión y dijo para sí mismo:
- es tarde, ya nada se puede hacer,
Ya es absoluta e irremediablemente tarde
