Tan natural cautivarla,
complacerla,
el olor de sus cabellos,
el satín transparente
de su ingenuidad,
aliento a hierbabuena.
¿Porque él, su pareja le pegaba cruelmente...?
Película de horror
aquel anaranjado y espléndido
atardecer.
Si mayo es propicio al amorío.
Como suplicaba...
Huellas que nunca se borran.
El sonoro trino de las aves
saludando los arreboles vespertinos,
trazaban una débil barrera musical
ante tanta consternación.
¡Si es tan acogedor su trato!
rico su café,
ágil en sus respuestas,
todo gestos finos.
El nunca la acarició,
la manoseaba...
El salió furioso,
muy acalorado de su casa,
la cara desencajada,
a embestir todo lo que se atravesara,
con rumbo desconocido...
a su mundo de mentiras.
¡Desgraciada!
su última y favorita frase.
Nunca aprendió. Nunca volvió.
Hoy la he visto,
pasó aquella tristeza.
En este momento
toda ella es armonía.
Sus 40 años son la consigna,
dama de endulzada hechura.
Cuanto absurdo le queda aun a la vida, buen texto
Saludos
Antonio