Me gusta perder el tiempo pensando, pensando cosas que no sirven para nada, que jamas haré. Recordando tiempos pasados como si quisiera que se convirtiera en presente. Vacío los viejos propósitos para convencerme de que todo cambia y de que yo continuo. Puede que el ruido de tu recuerdo golpee más fuerte cuando debería cesar y me preocupe de que te pierdo mientras que tu ya no sabes ni quien soy, ni donde voy, como estoy o si aun te quiero en mi vida. Estoy demasiado acostumbrada a pensar que todo tiene un motivo y que el destino no es una simple casualidad de la unión de caminos que detrás de todo eso hay algo más. Me echo yo la culpa de que nunca seremos más de lo que fuimos, creo que es lo único que me queda para refugiarme de ti o para darme un motivo por el que me has olvidado. Mis ganas y mis te quieros siguen esperando a que vuelvas pero estas tan lejos, ya ni te veo, ni te siento... espero que estés escondido para que vea lo duro que es estar sin ti, pero quizás no te has parado a pensar que me puedo cansar y olvidarte. Al principio pensaba que todo lo que marca necesita tiempo y que las prisas no son buenas, pero me has desgastado tanto que ya no se si vivo por mi o por ti. Las promesas se las llevo el viento convirtiéndolas en dolor y lo que antes era mi vida ahora es un sin vivir.
Ahora entendéis porque me gusta perder el tiempo, porque estoy atrapada y condenada por él. Enciendo otro cigarro mientras espero que sea el que bese mis labios y el humo su olor, pero la vida y el tiempo se consume y se convierten en cenizas.
Solo sé que lo mejor está por llegar...
