Suelo sentir de manera recurrente y repetitiva
el sonido de las hojas al moverse con el viento
acariciando el vidrio de mi pequeña ventana.
Quizás sigo pensando en lo poco que me pierdo
al estar aquí sentada, imaginando el alba,
deseando tremendamente ese nuevo día
con sus veinticuatro horas de colosal silencio,
de tranquilidad conspicua.
Sueño que sigue pasando el tiempo,
me despierto y es la misma realidad,
son las mismas imágenes translúcidas
que observo a cada minuto,
es la misma sensación de no tenerte,
de encontrarme sorprendentemente sola,
tanto que a veces se me hace difícil
lidiar conmigo misma.
25 de junio de 2008