El silencio de piedra desnuda,
rompió con su azada el labriego,
hombre de manos duras,
curtido,labrado bajo el trueno.
Díez aves blancas,color de luna,
emprendieron directas el vuelo,
hacia lo alto,donde se acunan
blancas estrellas del cielo.
Vino la noche oscura,
cabalgando sobre un lucero,
se hizo de piel,¡que hermosura!
para ser amada luego.
Sobre los tejados el viento soplaba,
empujaba ventanales nuevos,
las tejas viejas miraban,
se acordaron del frío invierno.