Atrápame,
con la fuerza de tu corazón noble y luchador
que me lleva a cometer las locuras más grandes
y a sentirme tan pequeña frente a tu mirada.
Enrédame,
en esa gran complejidad de tus sentimientos
que hacen que mi persona pierda todo poder
sobre sí misma y sus impulsos incontrolables.
Ahógame,
en el espacio entre tus labios y tu lengua
haciendo que respirar sea casi imposible, y
que lo último que inspire sea tu fragancia.
Átame,
las manos con un nudo de amor a tu vida ya,
no esperes a mañana pues es hoy cuando puedes
dejarte llevar llevándome contigo a tu morada.
Empápame,
los ojos en el momento de cruzar una mirada
que refleje todo ese amor que llevamos dentro
susurrando a voces la necesidad de tenernos.
Avívame,
en el calor de la cama y en la gélida tristeza,
pero no quedes impasible frente a mi corazón que
sólo quiere latir si tú eres quien le da cuerda.
Arrástrame,
de la mano a los abismos de tu personalidad,
o si quieres llévame al cielo con un beso
de tu boca de miel que saboreo con placer.
Obsérvame,
desde la penumbra de la noche sin nada cubriéndome
hasta el amanecer rodeada de tus cálidos brazos
enroscándome en tu cuerpo como una vil serpiente.
Quiéreme,
como nunca antes lo hiciste o como siempre deseaste
pero no me dejes sola y desamparada pues no sé vivir
si tú no iluminas mis mañanas y anocheces en mi cama.