Bajemos al sepulcro con las manos unidas
luego que nuestra vida arribe a lo luctuoso.
Cuando alguien tome mi cuello y lo rebane
estaré yo esperando tu muerte en el ponientes.
Cuando tu cabecita rubia ruede bajo la hoz
o el pecho se te pare como reloj gastado.
Iremos de la mano a nupcias específicas
y nos dejaremos ya de las ondulaciones.
Y al ver que tu mano se ha aferrado a la mía
un ánima dirá: " Hasta que la resurrección los separe"
Y seremos lugar donde crezcan las rosas
y cavidad no profunda que de a luz zafiros.