El día que me vaya
me llevaré lo inestable de mis ojos.
Partiré de la proa de tu piel
hacia lugares quizás ancestrales.
Olvidaré cárceles y prisiones
y que fui reo en tus cavidades.
Me llevaré el sabor de tus caries
y tus recuerdos en plácido incremento.
Recogeré también el pedestal
en el que solía someterte a primores
y buscaré una vestal sollozante
para contarle mis amores locos.
Le diré que fuiste estatua albina
que vibraba en los jardines de la luna.
Le hablaré de tu amor progresivo
y del hecho que te esperé por siglos.