El sol te estremece:
mi princesa oceánica,
haciendo que quieras desnudarte
más allá de las olas.
Siempre andas en un bikini corto
dando extremaunción a viriles miradas.
No eres la violeta que huelga en el osario:
Eres la mujer que impacta mis sentidos
y me hace ir rodando sobre dunas
a ver si puedo recoger el algo en que te derramas.
Eres como riachuelo en remanso tranquilo
donde mis sílabas quieren cantarte soliloquios.
Solamente es verdad el calor de tu piel
y el suave cosquilleo que emanan tus pestañas.
Sé mía, pues para mi alma sola,
el roce de tu cuerpo me encenderá en vigor.
Podré ser entonces titán en toda urbe
y salvar las palomas de paz que aún nos quedan.
Gracias querida Setefalia: Has hecho una comparación entre mi persona y un escritor grandioso que me lleva a estremecerme. Saludos.