Luz inquieta
revoloteando por tu instancia marina
al lado de los arenales en la distancia voy.
Perpétuo siglo que se abre, se cierra y se abre
como la noche cuando devora la lisura de la luz.
Las medidas delante de mí cambian a su manera
y en el horizonte hay cruces que no logro alcanzar.
Cansadísimo, humano, como dolor perenne
cruzo los lineamientos que me dispone el día:
No hay árces delante de mí, sino despueblo
y la distancia como cáscara que no termina de darse.
Pero yo voy rodando hacia las uvas viejas
mientras el mar se destruye y decae su espíritu.