Me negué a proposiciones indecorosas
que me hicieron hembras tatuadas por la luna:
No por ser yo santo ni beato
sino por la inmensidad de mi melancolía.
Mi melancolía es un faro de sombras
que arroja más brumas a mis noches.
Ella construye un puerto para mí
donde puedo oír las fauces del Leviatán.
Mi melancolía me delata en el acto
y es el mayor de todos mis ultrajes.
Pero no puedo confrontarla de frente
pues mis ojos son cascadas de lágrimas.
¿Acaso la melancolía de la que hablas, puede ser miedo? No lo afirmo, lo pregunto porque muchas veces ese pensamiento ha pasado por mi cabeza y una voz más puede ser la diferencia entre aprender y seguir mintiendome. saludos amigo!!!