Reviven en sus formas
las piedras imperiales
luego de ser poseídas
por las formas del musgo:
Cada una de ellas
se adelanta y se ablanda
y poseen mil ojos
que las refleja ciegas.
Por sus poros rosados
hay recuerdos e imágenes
de indios poderosos
que flecharon la lumbre:
Desde ellas batallaban
( siendo altos peñascos )
con los conquistadores
que trajeron el cólera,
el tifus, la malaria,
la muerte más que física
y el hedor purulento
de sus caballos negros.