Siempre paso por tu casa
aunque de distintas formas.
A veces voy corriendo en un piropo
o en forma de un vejete galanudo.
A veces le doy vuelta a la manzana
aunque me dé ganas de comérmela.
Otras, sólo llego hasta la esquina
y te envío unos silbos fabulosos.
Y a veces me impregno en el viento
y vengo sabor de uva fascinante
a mezclarme, con todos tus almizcles
y acecharte desde la copa de los árboles.
Y si puedo, me visto de colores
y me mantengo una tarde en arcoíris
sólo para escucharte algunas palpitaciones
y robarte unos sorbos de alegría.
No hay nada más lindo para una mujer como que la hagan reír... Le roben la alegría.
Me encantó tu poesía, mi amigo!
Cariños.
Sill