Dónde, dónde está. Acaso se ha tomado unas vacaciones de dios; si es así no le veremos pronto no son los quince días anuales que nos corresponden a nosotros, sus obreros-. Dónde está. Nadie le ha visto, nadie le ha escuchado esas palabras ágiles que construyeron el mundo en siete días. A nadie ha visitado para pedirle perdón por sus errores de cálculo. Dónde está, por qué se oculta, acaso es un prófugo, ¿evade la justicia universal? Seguramente siente pena por tantos que ha matado sin mover una sandalia.
Dónde está su reino, dónde los planos, dónde el proyecto, ¿es viable?, ¿no será más bien que es un especulador, un estafador? Dónde está su dictadura, dónde la casa a la que no entrarán quienes viven de su marca, los ricos, sus mayordomos, sus sacerdotes.
Qué Dios tan vago, venga trabaje, gánese las oraciones honestamente. Venga tomé el lugar que delegó en sus ministros y haga lo que ellos hacen por usted: díganos de qué formas está permitido matarnos