Capitulo 12. Tocar, sentir.
La vida es la vida, no puedes hacer nada para cambiarla. Los minutos pasan, desearías que no, otra cosa mas que no puedes cambiar. Aun deteniendo las manecillas del reloj el tiempo seguirá corriendo. Ahora están los dos en tu habitación favorita, tú te concentras en el blanco y negro de las teclas, mientras que tu amor se concentra en ti.
- Tócame algo. – Dice de manera inocente, mientras que tú levantas la mirada y recorres su cuerpo con tus ojos, que en ese momento desbordaban lujuria. Causaste que la sangre subiera hasta sus mejillas, haciendo que se pusieran rojas y ardieran. – Me…refería al piano. – Dice tímidamente y bajando la mirada.
- Lo se. – Afirmas con una sonrisa.
No te sientes capaz de tocar algo en ese momento, ya que tus deseos de hacerlo tuyo han aumentado gracias al anterior comentario. Pero no te atreves a pedírselo, aun como muchos “Te amo” en la colección, aun no te atreves a tocarlo como te gustaría hacerlo. Sabes que el también lo desea, pero al igual que tu tiene miedo. ¿Por qué no proponérselo? Sabes que sin preguntas aceptara.
- Gerard… - Dices al mismo tiempo que tomas su mano.
- ¿Qué? ¿Pasa algo?
- No…bueno si…
- Habla…no me asustes.
- Bueno yo… - Te has olvidado de cómo hablar, al parecer. Sientes que todos tus órganos saldrán por tu boca en cualquier momento. Un Frank anterior jamás se hubiera atrevido a hacer este tipo de propuestas, pero hay algo que te anima hacerlo. Sientes miedo, y a la vez no.
- Vamos Frank…no me molestare…
- No, no creo que te moleste lo que te pediré. – Un rostro lleno de dudas y con cierta adivinación puedes notar en el. Te sonríe y tú te sonrojas.
- Frank…no tengas miedo, si quieres pedirlo, hazlo.
Comienzas a reír sin razón, no puedes tranquilizarte y ya tu estomago duele. Has provocado que sus ojos verdes te mire casi con miedo y eso te obliga a parar.
- Lo siento. – Ríe, pero de ti, de tu estupidez y de tu inseguridad. – ¿Ahora te ríes de mi?
- No claro que no, es solo que no sabes lo que me encanta verte reír.
Mm, bueno, lo has convencido, ahora están frente a frente, mirada contra mirada y cuerpo contra cuerpo. Recorres un costado de su cuerpo con tu mano mientras que el te mira tiernamente. Tienes miedo. Tiene miedo. Pero sabes que todo estará bien. No solo te propones a tocar, deseas mas que nada sentir, y estas seguro de que lo harás. Tus labios se posan sobre los de el, masajeando suavemente, te encanta sentir lo suave de ellos sobre los tuyos. Sus manos acariciando sin pensar. Ahora la habitación del piano ha cambiado, de un color blanco a azul celeste. O eso es lo que el momento te hace pensar. No quieres que acabe, te gustaría queda ahí para siempre, con el en tus brazos, sintiendo su agitada respiración mas cerca que nunca, y su sudor revolverse con el tuyo. Es una sensación tan placentera. Amas escuchar sus gemidos en tu oído. Que recorra de pies a cabeza tu cuerpo con sus labios y que susurre un te amo entre cada gemido. Escuchar tu nombre dicho por el, es como escuchar a mil ángeles cantar solo para ti.
- Te lo repito, y no me canso de hacerlo: Te amo.
- Aun así pasen millones de años, no me cansaría de escucharlo. Tenía miedo.
- Yo también. Pero no quería que terminara.
Se encontraban en el piso de la habitación, abrazados y cubiertos con…la manta que protege al piano de llenarse de tierra, hay que recurrir a lo que se tenga ¿no? Aun sintiendo sus cuerpos desnudos y resbalar entre ellos a causa del sudor. ¿Deberías sentir asco? No, eso te encanta, aun así pienses que es cualquiera pensaría que es una acción no muy bien vista. No lo es. Por lo menos no para dos hombres.
- Vayamos a bañarnos.
- Pero no quiero separarme de ti.
- No lo harás. No lo haré.
Se ponen de pie, cansados y se sienten sucios, por fuera…vaya. Porque por dentro no pueden sentir más hermoso. Todo se reduce a dos acciones: tocar y sentir. La primera te gusta y la segunda te fascina. No podrías explicar lo que se siente tocar el cuerpo de un ángel, y mucho menos lo que se siente sentirlo. Define a Gerard. Define definición de Gerard. No podrías, no encontrarías las palabras para hacerlo. Los diccionarios no podrían hacerlo, ni el más brillante de los filósofos podría. Solo tu alma, lastima que esta no hable. Nos gustaría saber esa definición del único que podría hacerlo: Frank Iero.
- Frank…
- ¿Si?
- ¿Podemos hablar?
- Claro, ¿es algo malo?
- No lo se…
- Gerard…
- Edmund y mi mamá quieren que me haga cargo de la empresa de la familia.
- Que bien.
- En Ámerica.

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