TusTextos

El Piano Sabe Algo que tu No (capitulo 4)

Capitulo 4. Mi mejor amigo.


Fue una noche agotadora, su corazón latía tan fuerte...que sentía que no podía más, que en cualquier momento este se detendría y todo acabaría. Pero tampoco podía creer lo que había hecho. Le había dado su dirección y número de teléfono a un hombre que acababa de conocer, pero que de algún modo le inspiraba confianza, fue por eso que no dudo en hacerlo. Sus ojos le inspiraban ternura, brillaban como las dos primeras estrellas que ves aparecer en el cielo en una hermosa noche de verano. Por lo menos no se arrepentía de haberlo hecho, se estuviera sintiendo mal, quizás también por haber utilizado a su prima para hacerlo "caer". Ni siquiera sabia con claridad que era lo que quería de Gerard, pero el solo hecho de verlo con las mejillas sonrosadas lo mataba.
- Abuelo... ¿tienes unos minutos?
- Para mi nieto. Todo el tiempo del mundo. - Una sonrisa se dibujo en el rostro del hombre mayor, enmarcado por las arrugas, consecuencia de la edad. Mientras que en el rostro mas joven, una hermosa y prefecta sonrisa salía a la luz.
- Yo...bueno, necesito preguntarte algo.
- Adelante...
- ¿Como sabes cuando estas enamorado? ¿Tu como te diste cuenta de que amabas a la abuela?
- A tu abuela yo la ame como a nadie en este mundo...tu lo sabes...
- Si, pero ¿como te diste cuenta?
- Fue fácil, no podía articular palabras cuando estaba cerca de mi, mis piernas temblaban y mis manos sudaban, además de una sensación extraña en mi estomago, pero muy reconfortable...al ver sus ojos, era en lo único que podía pensar durante semanas... - Hasta el momento, el joven Frank no había tenido ninguno de esos síntomas, a excepción de las sensaciones extrañas. Entonces no era amor, no podía serlo, tal vez solo era...admiración...por su forma de comportarse aquel día, el día del recital. - Pero recuerda hijo...que el amor se da de formas muy diferentes en cada uno, nadie es igual, nadie piensa igual...para unos el amor es una cosa, para otros...bueno...no es el momento de explicar que para unos el amor es una porquería...pero ¿por que tanta curiosidad?
- ¿Puedo hacerte una confesión?
- Claro...
- Pero...prométeme que no gritaras y que no saldrás corriendo a decirle a mi madre, ni pensaras que estoy totalmente desquiciado.
- Lo prometo Frank... - Elevando la mano al aire, haciendo el típico ademán de "lo prometo".
- No se si...estoy enamorado o no...Pero yo creo que no puedo...no debo estarlo...
- ¿Por que no? El amor no es nada malo.
- Lo es cuando...cuando la otra persona es igual a ti.
- Ya te lo dije...todos somos diferentes.
- No me refiero a eso...me refiero a...abuelo...hay una pequeña posibilidad de que yo...de que me este enamorando de un...hombre... - Esto ultimo lo dijo en un tono extremadamente bajo, pero aun así fue escuchado por aquel anciano...que, aunque anciano...sus cinco sentidos seguir intactos.
- ¿Como? ¿Un hombre? Pero Frank, eso es...eso es un insulto, no puedes estar enamorado de un hombre. Va contra las normas de Dios.
- Abuelo yo...
- No Frank...no puedo aceptar esto...no me llames mas abuelo, no lo mereces, eres un enfermo. - Aunque la voz del hombre era suave y tranquila, estaba destrozando a Frank por dentro, jamás pensó que su abuelo reaccionaria de esa manera, siendo el en la única persona en la que confiaba. Salio de la casa de sus padres, con unos cuantos golpes proporcionados por su madre, quien había escuchado todo lo que había hablado con su abuelo, todos lloraron, a excepción de su padre, de quien solo surgieron hirientes palabras: "ya no eres mi hijo". Sus ojos estaban rojos y ardían de tanto llorar. Camino por las solitarias calles del pueblo, eran las 2:45 p.m., sus piernas le pesaban, le impedían moverse con facilidad.

Este no era el...no...El no podía decepcionar de esa manera a su familia, a quienes lo apoyaron tanto desde que era un niño. Quienes le juraron que cuando fuera grande seria un hombre exitoso y sin problemas en la vida. Pero...todo había cambiado, sentía repulsión de si mismo, y al mismo se sentía mal por haber dado una pequeña ilusión a Gerard. No quería lastimarlo, pero en este momento lo único que le importaba era estar bien con su familia. Después de todo ¿no son ellos quienes están contigo toda la vida? Se refugio en esa habitación, con su mejor amigo, el único que no podía reprocharle nada, el único que no podía gritarle y herirle como lo hicieron ellos. Poso sus manos sobre el, haciendo desacordes con las notas, era como si se hubieran borrado por completo de su cabeza. Golpeo las teclas con sus puños, con tanta fuerza que comenzaron a sangrar un poco. Camino hacia su habitación, sin parar de maldecir, no solo por haber un sido un estupido y lastimarse así mismo, si no también por todo lo que pasaba por su cabeza.
Deseaba no haber dado sus datos a Gerard, deseaba no haber hablado con el, deseaba no haberle conocido, no haberse enamorado de esos ojos verdes. Porque ya lo tenia mas que claro...estaba enamorado de Gerard, el no lo podía saber, no quería darle una falsa esperanza, ni prometer algo que jamás podría cumplir.
- Tu me escuchas sin hablar, me hablas sin escuchar...si, estoy enamorado de Gerard Way...tal vez sepan lo que siento, pero no hacia quien, aquí solo tu lo sabrás... - Cerro los ojos y comenzó a tocar, esta vez las notas fluyeron como están acostumbradas a hacerlo. Al terminar con la pieza, cayó sobre las teclas, llorando de nuevo, lastimándose así mismo...otra vez...no físicamente, pero aun así haciéndolo. Un molesto sonido lo hizo salir de sus fantasías. - Maldito teléfono... ¿hola?...
- Frank...
- Ge-gerard... - Esa voz, que para el era la de un ángel...la hubiera reconocido en cualquier lugar, no se atrevía a preguntar nada mas, dejaría que el hablara.
- ¿Te sientes bien?
- Si... ¿que pasa?
- Quedamos en que te llamaría.
- Perdóname, lo olvide por completo. - Gran mentira. - Hoy tuve un pequeño problema y...
- No tienes que disculparte. - Gerard pensaba: ¿Por que me tomaría tanta importancia? Solo soy una persona más en su vida. Un pensamiento errado. - Bueno, solo llamaba para saber como estabas, y...y si te gustaría salir a cenar conmigo esta noche.
- Salir a... ¿cenar?...contigo... ¿hoy? - Su mente voló y en su estomago apareció de nuevo esa maravillosa sensación.
- Entenderé si no quieres, yo solo...
- ¡No! Si.
- No...¿si quieres?
- A-a-a-a-h yo... - "¿Que le digo? ¿Que le digo?" pensaba.
- Frank, ¿sigues ahí?
- ¡Si! Si quiero ir...
- Bien, entonces, paso por ti a las 8:30, ¿te parece?
- Si, esta bien.
- Gracias Frank...
- A ti...
Acababa de aceptar una invitación del hombre, que juro...jamás volver a verlo o hablarle, pero ya lo había hecho, ya no podía dar marcha atrás. Solo no debía dejar que nadie de su familia o cercana a ella lo vieran con Gerard. Las cosas podrían malinterpretarse y llegar a una conclusión falsa...¿falsa? Si Frank amaba a Gerard, ¿como iba a ser falsa? O eso creía. 6:57 p.m. Tenia una hora y media para tratar de calmarse y de arreglarse un poco, a esta ultima no le veía dificultad, así que lo haría primero...al asunto de tratar de calmarse...bueno, ahí había cierto grado de dificultad, no podía dejar que Gerard lo viera nervioso o notar que había estado llorando por horas, haría preguntas y no es bueno para mentir, no si esas esmeraldas que tenia Gerard por ojos le veían directamente.



Jocelyn03 de marzo de 2009

Más de Jocelyn

Chat