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Decisiones Influenciadas

Conducía a una velocidad despiadada, sentía como el acelerador se incrustaba en el piso de mi pequeño auto. Las lágrimas inundaban mis ojos y caían a borbotones de ellos recorriendo mis mejillas, una tras otra. No podía creer lo que mis ojos acababan de presenciar, eso era demasiado, era insoportable. Tan solo recordarlo provocaba que mi corazón se paralizara mientras una extraña punzada lo atravesaba ¿Cómo había podido hacerme esto? Después de haber estado a mi lado durante tres años ahora me clavaba un puñal mítico -literalmente- en el corazón. Tenía demasiadas cosas en mí, verdaderamente hirientes como para que él agregara otra dentro de mí. Era demasiado. Pase el dorso de mi mano por mis mejillas de manera brusca con la intención de limpiarme aquellas terribles lágrimas. No podía hacer nada para que se detuvieran. Y nuevamente la imagen de él con ella me hizo caer en la histeria. Grite. Mas lagrimas descontroladas le siguieron acompañadas de desenfrenados sollozos. La respiración comenzó a dificultarse y el dolor de pronto se incrementó. Me pegue en el pecho como si esperara que con cada golpe el dolor disminuyera. Era desesperante esta sensación y no estaba segura de soportarla por mucho tiempo. Chille aún más audible cuando la palabra cruzo por mi mente, esa palabra que puede destruir todo en un segundo, esa palabra que puede destrozar y hacer perecer el mundo de su víctima… “engañar” ¿Cómo pudo hacerme esto? Realmente no lo comprendía !qué motivos le había dado yo para que hiciera eso! Las lágrimas se acumulaban en mis ojos con mayor intensidad. Me las limpie con desesperación y tras esto lo que vi fue como un auto venia en mi dirección sonando el claxon a su vez. Gire de manera brusca hacia la orilla de la carretera con el corazón latiendo rápidamente ¡Había estado a punto de morir! Comencé a hiperventilar. Baje las ventanas del pequeño mini Cooper con la intención de tomar un poco de aire del exterior. Mientras acompasaba mi respiración y las lágrimas habían decidido esconderse tras la descarga de adrenalina, note que me encontraba en la autopista, rumbo a Madrid ¿Y ahora? No sabía que debía hacer, justo ahora me sentía perdida y solitaria en esta vida. No tenía a nadie, bueno justo ahora no tenía compañía. Nadie estaba sentado a mi lado intentando consolarme mientras tomaba mi mano o la ponía sobre mi hombro. De pronto las emociones volvieron tan rápido como se esfumaron y fue aún peor, su intensidad aumento. Justo ahora me sentía traicionada y solitaria. Repentinamente me pareció mejor morir en un accidente de tránsito que vivir sin vida. Me sentía vacía debido a él, antes de él tenía una vida sin sentido, parecía todo marchar en orden pero no era así, el vacío acompañaba cada parte de mí y cuando lo vi a él, todo pareció cobrar sentido y ahora ese sentido estaba perdido, me sentía como un barco que trabaja sin brújula, que solo está a la deriva guiándose por los vientos. Escuche lejanamente entre mis sollozos el sonido de la lluvia topar contra el techo del auto. No subí la ventana del Mini, quería respirar el aire con olor a tierra mojada. Inspire profundamente mientras cerraba los ojos al mismo tiempo. Atrape el olor en mis pulmones durante un par de segundos y después lo solté lentamente. Un viento con dirección horizontal atrajo la lluvia consigo y termino mojándome el rostro. La sensación era grandiosa pero la temperatura comenzaba a disminuir. Subí la ventana. Me quede observando hacia enfrente, mientras volvía a surgir la pregunta que me acababa de hacerme algunos instantes atrás, justo antes de que mis pensamientos me distrajeran. La soledad me llevo a tomar una decisión que probablemente me haría arrepentirme en un futuro, pero ahora lo que más necesitaba era el cálido abrazo de mi abuelo, mi abuela, mis dos hermanas y el de mi madre, había olvidado lo que se sentía cuando ella me cubría con sus brazos… Pero no se puede olvidar algo que no recuerdas… Lagrimas silenciosas recorrieron mis mejillas de una manera tan lenta que podía reflejar el dolor lento y asesino que sentía dentro de mí.
A continuación pare los sentimientos que tenían referencia a ella, ya tenía suficiente con Leo como para torturarme aún más con la falta de recuerdos (no solo de ella) y la falta de amor de mi madre. Tenían cuatro personas que me cubrirían con demasiada alegría si decidía ir a este lugar que de alguna manera era tan oscuro para mí. Encendí el auto y pise el acelerador a fondo mientras me dirigía rumbo al Aeropuerto de Barajas.
Jomily17 de junio de 2014

1 Comentarios

  • Loquillo

    El no te merece, tampoco a ella.

    17/06/14 09:06

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