TusTextos

VÍctor

La histeria se ha apoderado de Víctor. Nervioso, trata de introducir con desatino las balas en su viejo revólver, cuando una de ellas, se desliza de sus torpes manos temblorosas. El sonido metálico al impactar con la tarima, congeló el tiempo. El rodar del cartucho, hizo presagiar el peor de los finales.

Lo ha perdido todo, la última esperanza de obtener un puesto de socio en el bufete se había esfumado por una cuestión de principios y sabe que no podrá perdonarse. El precio a pagar era demasiado alto y ya no le quedaban fuerzas para volver a empezar. Su mundo se había venido abajo aplastando su esperanza.

Además está Ana. Ana lo es todo para él y bajo ningún concepto la iba a arrastrar al abismo que asoma bajo sus pies.

El incesante sudor nervioso, hacía de su frente una resbaladiza diana.

El frio cañón de su Magnum apuntando a la cabeza, ya entonaba la Marcha Fúnebre.

Con el dedo en el gatillo, dispuesto a acabar con su vida y llorando como un niño, recuerda como Sebas, su amigo de la infancia, es nombrado socio en su lugar en la última reunión de accionistas. No aceptar el caso del juez Carson había sido un error.

- ¡Un maldito error! – aulló desesperado.

El sonido del percutor encasquillándose se mezcla con el del giro brusco del pomo de la puerta de la habitación. Cuando Ana, asustada por el grito, ve lo que está a punto de suceder, siente como el pánico le quiere arrancar el alma. Todo se vuelve borroso.
Solo puede ver el cañón apuntando a su marido, mientras escucha como su corazón se resquebraja.

- ¡Víctor! – dijo suavemente tratando de controlar la situación.
- ¡Vete, no te acerques a mí! ¡Déjame, corre y no mires atrás, no mereces la vida que te puedo ofrecer!
- ¡Quítate eso de la cabeza! –Ana trató de calmarse aun más, la vida de su marido estaba en sus manos.
- ¡Cariño mío, no hagas ninguna tontería y explícame que es lo que está pasando! –dijo mientras se acercaba despacio.
- ¡HE DICHO QUE NO TE ACERQUES!
- ¡Bien! ¡Vale! Pero por el amor de Dios tranquilízate ¿Qué pasa mi vida? –dijo tan dulcemente que logró que por primera vez, su marido la mirara a los ojos.

Los ojos de Víctor eran sangre, miedo, tristeza y desesperación. No era Víctor, no podía ser él.

- A lo largo de mi vida, me he sacrificado, he creído y he luchado hasta la extenuación para lograr lo que hoy, la ética, me ha arrebatado de un plumazo ¡SOY UN FRACASO DE SER HUMANO Y NO MEREZCO VIVIR!

Apretando los dientes y achinando los ojos, tensó el gatillo haciendo que el percutor de su Mágnum 357 se separara varios milímetros de su base. Había llegado el final.

Ana, mirando a su marido entre lágrimas, dijo:
- Mi vida, no sé qué es lo que habrá pasado, desconozco los motivos que te habrán impulsado a llegar a este extremo, pero quiero que sepas, que si te matas, después me mataré yo y no moriré sola, nuestro hijo, morirá conmigo.

- ¿Q…? ¿Qué?
- Víctor, estoy embarazada y de corazón te pido, que no prives a nuestro hijo de conocer a un padre sensato, luchador y con principios. No permitas que la desesperación y los nervios te ganen la batalla. Así que, por favor ¡aparta esa pistola de tu cabeza! –exclamó, ya a su lado, mientras con suma delicadeza, separaba el arma de la sien de un Víctor, que sonriendo desesperado, notaba como la oscuridad que se cernía a su alrededor se desvanecía y el calor del abrazo de su querida Ana, le atemperaba los nervios.

- ¡Voy a ser papá!
- ¡No! ¡Vas a ser el mejor papá!
Jorgeam05 de marzo de 2012

Más de Jorgeam

Chat