Y quedan muy pocas alternativas. No puedo ser sincero, mi lengua es desollante. ¡No entiendo! Un momento me pides herirte, luego muestras tus carnes desgarradas las lanzas en mi rostro lloras, lloras, reclamas, tu saliva explota. No puedo ser amoroso, mi cariño es muy envolvente. ¡No entiendo! Un momento pides cubrirte, luego tus manos golpean mi espalda, tratan de empujarme gimes, gimes, reclamas, siento tus lágrimas.
Y me convierto en el suspiro de los miedos añejos, soy la plegaria a corazón abierto. Yo soy el grito desgarrado de basta, soy el que no tiene derechos ni comparsa. Yo te hundo en decepciones totalitarias, no te ofrezco mis luces de escalinata. Y el vaivén de mis pupilas es por que veo sobre tu hombro. Y mi sonrisa sin gracia es la que mata. Y mis desechos son todos mis tesoros. Las esperanzas han muerto desoladas. Y con mi sangre trato de escribir nuestra historia, no hay mucho que describir. Sólo los sollozos, pero esos no bastan. Y con rencor veo al cielo que esta ya muerto. No tengo razón para inventarme, una razón que sea razonable. Y de rodillas sangradas me miras, la sangre en el suelo cae y tratas de sonreír. Y soy el que mata, el sicario a sueldo de hambre. Tal vez al irme me pueda defender, tal vez si sigo de largo me pueda responder, tal vez si sierro los ojos me pueda esconder. Y mi voz carrasposa es la que amas. Y la membrana que nos cubría la quemamos, la arrasamos. Y yo no soy un ser humano, soy un ente que tañe como diablo, que mira desde lo oscuro y se muerde por placer. Me desangro por ganas y me mutilo por falta de tiempo. Trato de acostumbrarte a mi miseria, con mi virus que se muda a tu cuerpo. Te ha secado, te e matado de a poco. Y la eutanasia es nuestra única salida. Déjame vivir a tu lado para matarte, lentamente y dolorosa, eso puedo prometerte.
Y quedan muy pocas alternativas. No puedo ser tosco, mi maltrato te da vida. ¡No entiendo! Un momento pides mi cariño, luego lo botas en total desuso, lo pateas, lo pateas, te ríes, siento tu daño. No puedo ser frío, te duermes conmigo. ¡No entiendo! Un momento pides mi ternura, luego la masacras con facilidad, la desgarras, la desgarras, pruebas su sangre, siento mi muerte.
