Verte yendo tan rápido, cediendo al sueño tan lento, carcomiendo la última esperanza, exhalando el último aliento. Te miro y me aferro a la idea de abrasarte y jamás dejarte ir, tal vez soy demasiado egoísta, mas el destino no lo sabe, o simplemente no le importa y te aleja tan velozmente de mí.
Tu mirada fría se va perdiendo distante, sin rumbo, sin regreso. Mis lagrimas bañan tu frente en suplica a tu alma, y tu tan satisfecha de vida y agotada de pesares, yaces recostando la cabeza en nubes de recuerdos. Como quisiera decirte levántate y ven hasta mi, pero sé que mis palabras no pasan de simples oraciones cuajadas de añoranza y vacías de esperanza.
Tus ojos temblorosos sonríen a los míos sabiendo que será la despedida, el adiós que sabíamos que pasaría pero que jamás creímos suceder.
Hoy la realidad fue cruel con nosotros, pero un día la vida nos mostro las estrellas y nos enseño que soñar es lo que hace a esta vida mejor.
Salud amiga mía, hemos hecho más que vencer a la muerte, vencimos a la vida.
Somos, quizá debamos profundizar en esa necesidad de ser. El adiós no cierra sino la presencia. Queda el corazón y esa carta que debes abrir porque tiene derecho a ser escuchada a la luz de la luna. Un gran saludo.
