Se rompe la vergüenza que dios me dio
y a partes iguales la divido para ponerla
al pie de los troncos que con ella estercolo.
Putrefacta y hedionda alimenta a la tierra,
y robustece y da vigor
como a mí me lo negaba.
Que renuncio a permisos y beneplácitos
como me aferro a mí,
a mí y a mis conjuntos como ejército.
Son mis años mi ventaja inherente
mis ideas y mi erudición el mejor escudo,
la dignidad y la entereza el estandarte.