Veo el sufrimiento en el mundo.
Veo el sufrimiento en mi país.
Veo el sufrimiento en mi ciudad.
Veo el sufrimiento en mi calle.
Veo el sufrimiento en mi casa.
Veo todo ese sufrimiento,
y lo única cosa que puedo hacer
es ahogarme con mi propio aire.
Empiezo a sanar el sufrimiento de mi casa,
y veo como en mi calle se respira un poco mejor.
Las otras calles empiezan a semejarse a la mía,
y también allí empiezo a sentirme mejor.
En mi ciudad empieza a verse el sol cada mañana,
y puedo sentirme como si estuviera en mi hogar.
¿Podrá el mundo llegar a ser, algún día,
un hogar para todos?
Como sigamos así lo dudo. Es el sueño de muchos, pero mientras queden personas despreciables, y las hay muchas, y de muchísimos tipos, seguiremos bajo los días grises, el bastón del poderoso. Aún así, habrá que disfrutar de lo que tenemos.
Saludos!