La llamé Preciosa y quise atraparla entre las páginas de una corta y ejemplar novelita. Pero ella, espíritu libre, se escapa corriendo veloz entre negros renglones y, doblando la esquina de un párrafo, desaparece a la vuelta de un verso, para ocultarse en las sombras del siniestro bosque de las palabras.
Y así, rebelde, indomable, repartiendo alegría y desparpajo a manos llenas, su figura de tinta impresa huye de mi cervantina pluma, buscando encarnar la hermosura y la honestidad en una falsa gitanilla de quince años, que me ha robado mi viejo y cansado corazón.
Siempre pero siempre me sorprendes con tus bellos "microrrelatos", que gran capacidad para relatar,¡me encanta!
Saludos.