Ya no aguanto más, después de tanto tiempo me siento débil, pero debo poner fin a esto antes de que la duda vuelva a paralizarme. Lo que empezó como un juego se ha convertido en mi peor pesadilla. Ese es mi defecto, Padre me lo decía siempre: te lo tomas todo tan a pecho, cariño. Pero&, ¿qué podía hacer? Se me fue de las manos y aquí sigo, observándoles desde la altura, incapaz de confesarles que el juego terminó, que la Creación solo fue el capricho de un Hijo malcriado y que tengo que cerrar por reformas este chiringuito hoy mismo.