-Que todo vuelva a ser como antes, ese es mi único deseo, los otros dos te los puedes ahorrar, no los necesito.
El genio de aquella viejísima lámpara me miró atónito y, aunque algo desconcertado por mis palabras, obró inmediatamente el milagro. Creo que no me entendió, se esfumó en un instante y por más que froto y froto este maldito cacharro no consigo que regrese de nuevo.
Muy original, como todos tus microrrelatos.
Me encantan todos. Es un placer leerte.
Saludos.