PirÓmanos
11 de octubre de 2016
por jucapega1963
Cuando se prendieron las cortinas de la cocina, tenía solo seis años, pero, ya entonces, aquello logró cautivarme. No sentí miedo, no corrí buscando una salida. Sin dudar un instante, me quedé muy quieto, paralizado, fascinado ante el soberbio espectáculo que el fuego, cada vez más poderoso, ofrecía ante mis ojos. Me acerqué a las llamas hasta acariciarlas, y las quemaduras no se habrían reducido únicamente a mis manos, de no ser porque mi madre me sacó de allí a rastras. Hoy, muchos años y fuegos después, ese calor infernal y el delicioso olor a cenizas me siguen embriagando como la primera vez.
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Siempre me he preguntado qué puede sentir un ser humano al quemar parte de la naturaleza que nos rodea.Nunca he podido entenderlo, me parece uno de los atentados más ruines, egoístas y sin sentido que se pueden perpetrar.