Desaparece entre las sombras después de visitarme cada noche. Se aleja sigilosamente de mi cama tras zarandear mis sueños. Allí, paralizada, arrebujada entre sábanas sudorosas que huelen a miedo, me repito una y mil veces que esta será la última, que mañana, cuando la luz del sol borre las telarañas del terror, por fin me atreveré a contarlo todo, lo juro.
Tanto en tres líneas, es muy fuerte tu texto, una triste realidad.
Un saludo.