Un mensaje iluminó la pantalla de su móvil: "Es ahora o nunca". Aquellas cuatro palabras atravesaron con firmeza sus ojos claros. Aunque el llanto la ahogaba, no lo dudó, había tomado una decisión. Sufría por tener que renunciar a todo lo demás, pero no había opción. Su amor por él era más fuerte que cualquier otra cosa; el mundo le parecía distinto desde que le conoció.
Sus dedos comenzaron a teclear con rapidez la respuesta esperada: "Estoy preparada, amor mío. Te quiero". Apagó el móvil para evitar cualquier ruido, dispuesta a abandonar su hogar y a su familia. Ya no podía echarse atrás. Su vida cambiaría para siempre a partir de ese instante. Abrió la puerta, inspiró el aire frío de un nuevo amanecer y corrió en busca de la ansiada felicidad.
Horas después los servicios informativos de la mañana daban la noticia: "Aún se desconoce la identidad de la joven encontrada muerta, semidesnuda y con signos evidentes de violación".