La estancia en penumbra.
Su mano acaricia
el lomo de un libro
de cuero gastado.
Sus ojos no ven las llamas que mira
danzando en el hogar.
Él ve hacia dentro
imágenes nítidas
De un solitario niño jugar.
Las sombras se mecen
al vaivén de las llamas,
Abrazando el aliento
que le sale del alma.
La pipa humea
cargando el ambiente
De dulces recuerdos,
de recuerdos hirientes.
Abre el libro,
toma la pluma
y en último esfuerzo
escribe el epílogo:
Amé
y quizás me amaron.
Soñé
y mis sueños rompieron.
Caminé
con el corazón en la mano.
Parto
con solo recuerdos.
Se cierra el libro.
Cae la mano.
Y en tenue suspiro,
libre al fin,
Marcha el alma volando.
El resumen de la vida que se recorre y va acabando, se van agotando los suspiros... me gusta como vas haciendo la cuenta regresiva.
Placer el mío leerte
Un abrazo
Alu amiga, siempre me alegran tus visitas y me halagan tus comentarios. Este es un tema recurrente en muchos de mis textos.
Placer el mío de que me leas.
Un abrazo para ti.
En la penumbra, brilla ese epílogo. Y la mano que lo escribió.
Es un claroscuro de la madurez de vida, como un negativo en blanco y negro, donde el fulgor de las llamas queda en segundo plano entre el juego de luces y sombras.
Me ha encantado.
Un gran abrazo, corazón.
Danae amiga, como siempre que pasas por mis letras, me alegras el día (hoy lluvioso y gris).
Un placer para mi, si puedo ofrecer un momento de satisfacción a quien con sensibilidad se acerca por este rincón.
Un gran abrazo de vuelta.
Voces amiga, si mis pobres ocurrencias te son útiles de alguna forma... estoy satisfecho.
Debe ser una linda manera de cerrar el propio libro, sin reproches para nadie, ni para uno mismo.
Gracias por tu amabilidad.
Abrazos fraternos.
Juncatohi,,,,,,,,, como siempre fenomenal y esncantador todo lo que escribes no cobe mas comentario heres el mejor le felisito un saludo de una admiradora de sus textos