En todo el orbe no hay cosa
que en belleza se compare,
tan bonita, tan hermosa,
mas que en tan poco quedare.
Era Libertad su nombre
y nadie le echaba cuenta,
hoy su ausencia llora el hombre
y su locura lamenta.
Con ella marchó su hermana
por Justicia conocida.
La una ya de la otra emana.
No notamos su partida.
Ahora estamos desnudos
sin nada que nos proteja,
el mal trenzará sus nudos
de esclavitud tan añeja.
Hagamos pronto que vuelvan
reconociendo su imperio,
que nuestro pecado absuelvan,
perdonen nuestro improperio.
Libertad, tu madre mía,
con sangre y sudor lograda,
volverás a ser un día
por tus hijos ensalzada.
