Hoy por fin grito el final de este rito despiadado, que me tiene ya cansado de tanto recordar, si tú tuviste razón o eras parte del error, no puedo descifrar tu código Morse, querías una respuesta acá tienes catorce; buenas razones de porque los ladrones siempre te roban las sensaciones que rondan por tu cuerpo ya casi muerto a causa de sobredosis de psicosis sin motivos yo estoy entre los vivos por eso te escribo lo que antes te decía y parecía que fue a la luz del medio día cuando la melancolía me olía desde lejos mis complejos sin resolver que prefieren el revólver y la ruleta rusa, como excusa para dejar inconclusa la parte que prometiste cuando partiste a esas tierras lejanas donde las montañas te tiran las lagañas de tu mente tan valiente pero esta vez cobarde llega tarde y se retira, me mira con coraje porque le dije que se baje de ese sueño pequeño donde nunca gana el ganador y el que siempre pierde como se divierte con aguardiente corriente sobre una divina esquina donde viviste tu vida aprendiendo a tirar de raro a este mundo bárbaro donde intentar volar es algo caro.
