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Hay Amores que Matan.

Ahí estaban de nuevo, Daniel y Elisa,
discutiendo por enésima vez sobre su ruptura.
Elisa quería acariciar y hacer suya la libertad,
queria volar hacia rumbos desconocidos,
quería palpar insitantes sensaciones que ante ella se presentaban
tan majestuosamente que sentía fascinación.
Daniel en cambio, quería perpetuar su amor,
su obsesión era Elisa, la quería para él, por siempre.
Sentía que aquella frágil muchacha era la dueña de sus sueños,
sus letras y el más profundo sentimiento que jamás había sentido.
Sin ella no podía vivir,
sin ella no podía respirar,
sin ella no podía sentir, nada más que no fuera dolor.
Ella insistía, no quería regresar a las cadenas,
no quería pensar en un complemento,
sólo deseaba emprender el rumbo del conocimiento, la sabiduría, la soledad.
Él suplicaba, su inutilidad sin el refugio de un par lo volvía un loco,
alucinaba.
Desde el día en que la vió alejarse, una fiebre invadió su cuerpo, lo dejó inerte, casi muerto.
No tenía más fuerza, solo para los últimos ruegos.
Y asi, rogaba, rogaba, su aliento poco a poco se iba, y sólo podía rogar. "No me dejes".
Ella, dulce como siempre, entendía el sufrimiento de quien se había entregado por completo, e intentaba, con suaves caricias y bellas palabras, seducirlo y hacerlo libre también.
Le comentaba sobre los gratos recuerdos que atesoraba en algún lugar de su cuerpo, en susurros balbuceaba un dialecto que ambos conocían muy bien y que antes los hizo presa de una pasión desenfrenada.
Esta vez nada más quería decirle que lo quería, pero no lo suficiente para quedarse con él. "Lo siento, no puedo".
Las últimas palabras de Elisa actuaron como cuchillos en el alma de Daniel. Le clavaban el pecho, le retorcían las entrañas, apretaban su corazón.
La últimas palabras de Daniel, fueron el anuncio de la tempestad, la desilusión y el temporal de estragos en la existencia de Elisa.
Daniel murió, y una vez convertido en ángel, arrancó las alas que Elisa ansiaba para alcanzar el infinito. La dejó sin sueños.
La dulce muchacha, no volvió a ser la misma, se marchitó entre las lágrimas que brotaron de sus pupilas azules, desde que el alma de Daniel se apagó en el último suspiro.
Él se convirtió en ángel, ella sólo en alma en pena.



Hay amores que matan, que insertan cadenas, que obsesionan y queman.
Kamy15 de agosto de 2008

5 Comentarios

  • Drake

    que tragico.. pero lo bueno que ahi aparece elisa .. entonces puedo estar tranquila.. de ke no es la personilla que yo conosco la que anda en alma en pena =)

    bueno ... pero si kiere que se mate el ctm.
    todavia no puedo creerlo ... pero uno ve caras no corazones...

    no es amor, no es amor ... es una obsesion (8)

    ejejeje....

    ia lucesita te amo luv

    15/08/08 03:08

  • Abyssos

    Que buen relato, cada "escena" descrita y cada analogia relacionada a un sentimiento es genial... y si, definitivamente hay amores que matan.

    "?l se convirti? en ?ngel, ella s?lo en alma en pena."

    Me encanto.

    Cuidate.

    15/08/08 05:08

  • Kamy

    Gracias querido Abyssos, me alegra profundamente tu comentario.

    15/08/08 05:08

  • Dario

    Sencillamente excelente,no puedo decir otra cosa ya que no soy bueno en la prosa,pero me atrapo tu relato,muy bueno de veras besos

    15/08/08 12:08

  • Kamy

    Muchisimas gracias Dario, era la idea atraparlos con mi relato.

    = )

    15/08/08 09:08

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