sus ojos se deslizaron de arriba a abajo por mi cuerpo como si fuera el manjar mas exquisito de la tierra y quisiera poseerlo a toda costa. se acercó y me susurró al oído mil palabras insinuantes deseando que yo siguiera su travieso juego. besó mi cuello delicadamente, pasando sus labios por cada rincón, llegando hasta mis pechos, como si aquello fuera un regalo divino. acarició mi cintura lentamente, peleándose con mi camisa hasta traspasar la frontera que se daba entre mi piel y ella, como si aquello le proporcionara el suficiente placer para excitarse. me miró a los ojos y jadeó salvajemente como si un hambriento animal se estuviera adueñando de el por momentos.
luego, sonrió juguetonamente y empezó a desnudarme. enseguida pude notar su imponente cuerpo contra el mio. el calor invadía cada centímetro de su piel. cerré los ojos y me deje llevar por aquel salvaje animal. de algún modo, había conseguido cautivarme de una manera impresionante. mis labios temblaban enredados en los suyos deseando que no acabara la noche...
