Oh tú, que eres fiel aliada,
acompaña este lamento
que hiere mi pensamiento
conduciéndolo a la nada.
Salva la paz apresada
que entre ruinas ha dormido,
sumergida en el olvido.
Envuélveme con tu manta,
aleja este mal que espanta
y que en mí siempre ha vivido.