Desde que te prometí la luna
apenas anochece,
desde que no existe esperanza alguna
la noche te pertenece.
Desde que el sol ya no me quema
late frío mi corazón de inviernos,
desde que lloró la pena
echo de menos tus besos tiernos.
Desde que el mar se secó
ya no hay agua que me alimente,
desde que mi sueño se quebró,
solo queda un pensamiento demente.
Desde que la claridad se sometió
a una absurda oscuridad,
busco la luz que un día me dio
mi ahora enemiga la felicidad.