Como nómada voy, desorientado
por parajes de cierta irrealidad
y a la espalda esta vasta falsedad
agota mi alma, de soñar cansado.
Al hablar del silencio acostumbrado,
a negar lo que pueda ser verdad;
¿cesará esta perversa tempestad
de nula fe a la que estoy atado?
Al destierro partí, hacia un lugar,
a desplazarme en un inquieto mar
de arena, donde mis pasos inciertos
me conducen al lecho del morir
mientras tanto viviendo he de seguir
de espejismo a espejismo, entre desiertos.
