La Vejez.
Esta indemne traición de acero y plomo
que a cada año consigo atrae mas peso
soterrando el porque, el cuando y el como
de nuestro renunciar a carne y hueso.
Cesará esta dolencia, esta desgana
de desplazar los pies con fuerza inerte,
suplicando que el alma en el mañana
se libere del cuerpo que halla muerte.
No pasa el tiempo cuando se ama el daño,
ni se lucha por el haciendo vida,
ni se arriesga a morir con el engaño
de que pueda sanar su vieja herida.
Nacer, crecer y luego envejecer,
no hay estabilidad en la balanza;
vivir, caer y luego fallecer
sin nada que te ofrezca una esperanza.
