Seiko 3000 - Capitulo 49 -
Exit Of The Motherland
Alcanzaron el viejo almacén que Fran les dijo al que iban a las 13:30 horas del 13 de Marzo. HabÃan pasado por una serie de túneles cegados y llenos de bichos indeseables. Cada uno aporto lo suyo, combatiendo, atendiendo o limpiando el camino... La que más tocada estaba era Alcoida. La habÃan dado mucho y, siendo una primeriza con la magia, no pudo salvarse de picaduras y otras heridas además del gasto fÃsico de invocar del esoterismo. Fue Roberto quien acompaño a Fran hasta una mole enorme tapada con una sábana sucia y vieja.
- ¿Qué hacemos ahora? ¿Descansaremos no?
- Ni hablar... – y destapo la gigantesca mole. Un todoterreno casi nuevo, tipo pikcup, se presentaba silenciosamente – El tiempo no acompaña y si seguimos más aquÃ, pueden que los bichos vengan atraÃdos por nuestro olor.
Giro la cabeza y vio como sufrÃa Alcoida. Estaba mal, pero querÃa seguir por su pie.
- Alcoida, no te fuerzas, te lo suplico – instó Cassandra, apurada por lo que veÃa.
- No... No me pasa nada, Kas, ve ha conseguir algo en aquel botiquÃn ¿quieres?
Cassandra fue hacÃa una esquina donde un oxidado botiquÃn aguardaba. Salvador se quedo a su lado. Intentando drenar el veneno de la picadura del brazo.
- No tiene mala pinta, pero deberÃamos curarla por si arraiga la infección.
- Hazlo tú.... – respondió Alcoida con un hilo de voz
- ¿Cómo lo voy a hacer? Hasta ahora tu eras la que nos curabas... con tu magia
- Salva, confÃa en mÃ.... repite las mismas palabras que yo te diga, por favor
Ahogo un grito de agonÃa apretando los dientes y se apretó el brazo apoyándose en la mano de su hermano. Miro a éste y comenzó a hablar, recitando la curación.
“EspÃritu de Gea, EspÃritu del mundo. Haz que sane esta mancha impura. Que tu mano sea la misma que yo pose. Y que tu solución sea la misma que yo pretendo. Cura.”
Alcoida fue abriendo los ojos poco a poco. Se sorprendió. Estaba perfectamente, sin ningún tipo de herida y purificada de cualquier veneno. Además noto una sensación de alivio en su brazo derecho. Aquel que sufrió una lenta infección de Seiko largo tiempo atrás.... Cuando se lo vio, sólo vislumbro la cicatriz, muy leve, en su brazo. Incluso se le habÃa caÃdo la venda que lo ocultaba. Cassandra, que habÃa vuelto con unos frascos, los dejo caer dad la sorpresa. El ruido del cristal roto alerto a los dos hombres que discutÃan el que hacer en esta situación. Salvador, que sólo era un experto en pistolas, habÃa curado a su hermana, no solo las heridas recientes, si no que las más profundas y viejas... Alcoida lo recompenso con un abrazo fraternal pero el recompensado no sabÃa a que vino eso. Nunca habÃa pensado que albergara ese potencial “mágico”
-¡Gracias!¡Gracias!¡Me has liberado de mi estigma también!¡Yo no lo hubiera podido hacer!
“Estigma” En la azorada cabeza de Salvador no cabÃa nada más sorprendente.
Cuando se relajo el ambiente festivo, volvieron a la cruda realidad. DebÃan salir de Ramber en el 4x4 que tenÃan enfrente de ellos. BajarÃan por una vÃa de servicio, también cegada al final que conectaba con el túnel sur de Montepez y, por ende, a la única vÃa terrestre de salida de Ramber: La VÃa Campeona, en honor de los salvadores de Las Partidas en la Guerra de los III Siglos.
- Hay un problema... – dijo Salvador
- ¿Cuál? – preguntó Roberto
- Ese coche solo tiene plaza para 4... y no pienso ir asomando la cocorota por fuera
- Pero si hay sitio dentro... –dijo Cassandra
Pero Salvador ya habÃa tomado una decisión, destapo otro objeto y le señalo.
- Antes de que nos cojan a todos, yo os escoltare con esto....
- Ya me entere que eres un empedernido y más, con eso... –zanjo Alcoida
Eran las dos menos cuarto. El turno para comer se acercaba y el soldado Jiménez esta harto de aguardar la salida de un túnel durante 12 horas. Era de La Fuerza y lo era por imposición de su padre, que trabajaba en un Convertidor. Le habÃa metido a la fuerza porque temÃa que los últimos atentados del nuevo año, le aterraban. Asà que un buen dÃa paso de ser un futbolista a miembro de una unidad de soldado raso destinados, hacÃa menos de un dÃa, a proteger el Túnel sur de Montepez. O más bien, sellarlo. Estaba dando un paseo a pie cuando sucedió todo.
Un rugiente todoterreno atravesó la salida del túnel y su bloqueo, volcando un coche patrulla de La Fuerza, a una velocidad descomunal. Le seguÃa una moto azul de gran cilindrada. Ambos iban en dirección contraria hacÃa la VÃa Campeona, derechos a Balcania. DebÃa detenerlos y alerto a refuerzos, mientras salÃa con su coche directo a detenerles. No iba a perder una oportunidad como aquella.
Salvador, a mandos de la moto azul, les dijo a sus amigos que lo más seguro era salir avasallando sin pedirle cuentas a nadie. Y que La Fuerza serÃa la primera en estar atenta y en alerta. Pasado el ineficaz bloqueo de la salida, se adentraron en la VÃa campeona, una extensa autovÃa, que, normalmente estaba hasta arriba de coches. Sin embargo, hoy estaba desierta. Y lo más seguro es que les esperarÃan al llegar a la isla Libertad.
Salvador pudo ver la cara de concentración de Cassandra, conduciendo y de Alcoida, con la vista fija al final del puente. Roberto estaba en la planeta, sujeto con un arnés y con su rifle preparado, por si las moscas. Fran permanecÃa dentro del 4x4 mirando adelante y avisando. Iban en dirección contraria y estaba llegando al segundo bloqueo, esta vez, más contundente, con tanquetas y todo el mundo apuntándoles. Sin pensar, Salvador saco su pistola y fue disparando sin parar, Roberto, se alzo y abrió fuego a discreción. El bloqueo estaba más cerca y La Fuerza respondÃa con un fuego más potente del que podÃan ofrecer Salvador y sus amigos. Salvador y su hermana hicieron lo pactado. Y en menos de un minuto, atravesaban el cerco de fuego que habÃan dejado los coches del bloqueo al estallar gracias a los conjuros de los Aimier. Ya habÃan pasado la isla de la libertad y habÃan saltado de continente. Como eran administraciones distintas, Balcania y Ramber, les llevarÃa un tiempo el que les volvieran a perseguir allÃ. O , al menos, eso creÃan la mayorÃa. El 4x4 llevaba cierta ventaja cuando el puente cedió delante de la moto de Salvador y, de él, emergiera un avión de la misma Fuerza apuntándole. Dio media vuelta obligándose a salir del apuro, con balas perfora-tanques silbándole en las orejas. Entonces fue cuando se cruzo con el soldado Jiménez. Éste dio un quiebro al verle y salio del coche apuntándole. Al ganar unos metros con respecto al avión, que avanzaba lentamente, Salvador tomo la decisión de su vida. La más arriesgada, pero la más directa. QuerÃa ver a su hermana, A su camarada, a su... chica y, ahora, a un pariente más.
Jiménez no se lo podÃa creer. Aquel fugitivo se dirigÃa hacÃa el avión a una velocidad de vértigo y esquivando sus ráfagas, dado a que un misil podÃa destruir el puente entero. Desde entonces, siempre admirarÃa a aquel muchacho de pelo castaño...
El héroe, el lÃder, el Aimier junto todos sus esfuerzos para, que cuando le quedaban escasos centÃmetros del morro del avión, alzarse de la moto, sacara de su funda la espada que siempre le habÃa costado y en un alarde de pura fuerza y precisión. Partiera de morro a cola, al avión.
Como la explosión no tuvo lugar de inmediato, cuando ésta tuvo lugar, Salvador, aún estaba en el aire y salio despedido por la onda expansiva. Cayo medio chamuscado delante del 4x4.
Minutos más tarde...
Jiménez contemplaba el basto agujero debido a la explosión de aquel avión al caer encima del puente.
Horas más tarde...
Se replegaron las patrullas de La Fuerza en toda Ramber...
Al dÃa siguiente...
Al no cruzar nadie a Balcania por la VÃa Campeona, el gobierno Kastor (JM Ustul) dio por muerto al grupo “terrorista” que, Salvador y Alcoida Aimier, habÃan formado
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Mejorana
Me fascinan tu constancia y tu moral Keitaro.
Un abrazo.
09/08/09 10:08
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Keitaro
Con este se acaba la primera parte. (Capitulos 1-49). La segunda consta de 50 capÃtulos más, aunque dudo cuando lo vere completo
10/08/09 11:08
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Keitaro
Y gracias por tu comentario Mejorana
10/08/09 11:08