El comienzo del dÃa 9 no podÃa resultar peor para Salvador. Sin recordar que es lo que le impulsó a quedarse con Cassandra y tras el despiste familiar de ver a su hermana en la ducha, nadó de vuelta al barco nodriza y la misma Alcoida, vestida, le ayudo al salir del agua.
- Lo siento… Me pillaste desprevenida… ¿Cómo se te ocurre entrar de sopetón?
- Pues pensé que era algún enemigo – dijo Salvador tapándose con la toalla que le tendÃa Alcoida – Tú eras la que estaba en mi camarote por si no lo sabesÂ…
Y tras estas palabras, Roberto, medio desnudo, salió del camarote de Salvador con cautela. Salvador lo advirtió enseguida y, tras que sus ojos se posaran sobre el visitante sorpresa, leyó una cara de complicidad de su hermana. Ésta desvió rápidamente la cara visiblemente sonrosada.
- ¡Roberto! – bramó Salvador desde la distancia
El posadero dio un respingo y se volvió, intentando sonreÃr cómicamente.
- ¡Salva! ¡Amigo mÃo! ¡Me habÃa equivocado de camarote! Enseguida vuelvo al mÃo
- Tú no te vas a ninguna parte. Mejor dicho, vuelve a mi camarote. Tenemos MUCHO de que hablar. Los dos. Adentro ¡Ahora! – gritó Salvador.
Tras la rocambolesca historia de Alcoida, Roberto se defendió diciendo que entre los dos no hicieron nada más allá de dormir en casa ajena. El Aimier estaba viviendo una situación propia de un padre que ha encontrado a su hija con alguien, del otro sexo. Sólo que más bien era el hijo que habÃa encontrado a su madre con otra persona. O algo por el estilo.
No tuvo otro remedio que perdonarles dado a que confiaba en sus palabras de que “No hemos hecho nada de lo que pudiéramos arrepentirnos” y les dejó volver, ya vestidos, a sus respectivos camarotes. Tras la charla, descubrió que, a pesar de haber echado la llave, la puerta de su camarote estaba forzada. Llamó a un mecánico para que pudiera solucionar aquello cuanto antes, como el severo agujero que habÃa dejado tras el puñetazo colérico de Alcoida.
El jueves 9 amaneció despejado. El tiempo parecÃa poco a poco empeorar y por la tarde, dio comienzo la 4ª etapa de la Serie B, con 5 equipos menos tras la etapa de Milesciento. La cuarta etapa partÃa desde las proximidades de Perséfone, una ciudad al sur de la isla de Casanova y terminaba en la isla de la Victoria, la isla más occidental del archipiélago de BahÃa Cost. Las embravecidas olas eran habituales en aquella jornada dado a que suponÃa un cambio de mar. El mar frÃo y bravo de Occidentas, que bañaba la costa occidental de Balcania Norte y el propio Mar Central, cálido y calmado. Además, cuando hubo acabado la serie B, afortunadamente, sin accidentes, el tiempo empeoro desde el comienzo de la 4ª jornada. Nubes amenazantes llenas de agua, mar con fuerte marejada y un viento de cola, lo único a favor de los almindrens.
Cuando se dispusieron en la parrilla, Correrias saldrÃa por delante de los mejores como primero y una configuración veloz, a pesar de que el terreno no invitaba a ello. Fugaz le seguirÃa con su habitual configuración de control. Deovosio habÃa aumentado un poco más sus parámetros. MantenÃa un 4º puesto en la general y debÃa darlo todo por el todo. Brilla se habÃa decantado por la opción más segura y, previsiblemente, sólo defenderÃa su 4º puesto. Integra y Agedia buscarÃan un hueco entre los 4 primeros para conseguir más puntos, Integra, para defender su tÃtulo y Agedia, para luchar por un puesto en el podio. Génesis y Kovalan intentarÃan ganar más puntos para satisfacer al menos a sus seguidores.
El semáforo, bajo un tiempo aplastante y sofocante, dio las tres luces y los almindrens salieron disparados hacÃa el estrecho del Bósforo, que suponÃa la parte más complicada del campeonato.
Un paso de escasos 5 metros entre isla e isla les esperaba antes de la meta.
La prueba de 130 kilómetros de longitud, se fue complicando por la lluvia que comenzó a caer. Cassandra tuvo que recurrir al dispositivo de “captura” para identificar bien los almindrens y obstáculos como bien hiciera dos noches antes. Los restantes hicieron lo mismo y no tuvieron más remedio que ponerse a la zaga de que tuvieran delante por lo bravo que estaba el mar.
- Cassandra ¿por qué no adelantas a Brilla? ¡Está frente a ti! – decÃa Marina
- Mira Marina. Tú lo harás pero no quiero arriesgarme con tanto oleaje. Veo menos de un palmo y la información del panel me llega con unos segundos de retardo ¡Más o menos actúo por instinto! – esgrimió Cassandra con mucho agobio
- Vale está bien, pero te recuerdo que de seguir asÃ, las cosas no cambiaran mucho y perderás una oportunidad de oro – le recordó marina desde el barco nodriza
Los demás también padecÃan el oleaje y mientras permanecÃan en el control de la carrera, se tenÃan que aferrar a algo para no caerse. Alcoida le bastaba con apoyarse en una esquina mientras que Salvador y Roberto tenÃan que sentarse. El pobre Fran se habÃa tenido que ir directo al baño tras las primeras olas. Mirella estaba con los mecánicos, ayudándoles a amarrar elementos para que no se cayeran dentro de la carpa-dique.
Por seguridad el dirigible, no habÃa salido aquel dÃa y cada jefe de equipo estaba junto a sus compañeros, en cada barco nodriza. Atenea fue la que espoleo a Cassandra para que, cuando viera un hueco, pasara a Brilla.
La Deltario vio un hueco antes de llegar a una curva anterior al estrecho del Bósforo. La pega es que Agedia lo vio bastante antes que ella y ya se lanzó a adelantar a Brilla por el interior de la curva. Con un leve golpe, desvió de la trayectoria a Vania Hamikken lo suficiente para que el aparatoso Chm-X2 de Klau sobrepasara y la adelantase. El Integra 9 intentó adelantarla pero Vania ya habÃa visto la trayectoria de la primeriza y se interpuso ante Cassandra con gran maestrÃa. La posadera protestó llena de rabia y se preparó para adelantarla en la recta anterior al estrecho. Optó por ampliar la velocidad del almindren sacrificando el control y aprovecho una calma relativa del oleaje para pasarla con solvencia. Yendo más allá y desentendiéndose de las advertencias de Atenea, Marina y de su jefe de estrategia Javier MarÃn ahora iba a por todas y quiso adelantar al veloz Agedia antes de pasar el estrecho.
Iba al lÃmite del Umbral del Sentido pero su cabeza no se paró a pensar en ello y forzó la máquina con un grito de guerra espectacular. La poderosa velocidad de Agedia se habÃa visto superada por la de un equilibrado Integra.
Las cosas por arriba no habÃan cambiado y Correrias ya se distanciaba más de 10 segundos sobre el 2º Fugaz, que luchaba encarnizadamente con Deovosio que, gracias a su pequeño tamaño, pujaba por tener la plata (y 8 puntos en la general)
Antes del estrecho, a menos de 100 metros, Deovosio hizo una arriesgada maniobra. Una finta. Se fue por la derecha para que Fugaz picase en el anzuelo y tras haber desviado lo suficiente al novato, se marcho por la izquierda en una magistral maniobra que terminó por detener bruscamente al Fugaz si no querÃa quedarse varada. Tras un movimiento raudo, volvió a la carrera a unos escasos 5 segundo respeto al Integra de Cassandra.
CorrerÃas se convirtió en el nuevo equipo revelación tras ganar dos complicadas carreras y se ponÃa 5ª con 22 puntos superando a Agedia que veÃa alejarse el cajón del podio definitivamente. Fugaz gano 6 valiosos puntos tras acabar 3º y se puso por delante en la general. Aunque lo emocionante venÃan entre las posiciones altas. Deovosio tenÃa 23 puntos e iba el segundo en la general. Lo mismo que Integra (tercero) y Brilla (cuarto). Cualquiera, incluyendo a Correrias podÃa ganar. Incluso, las opciones de podio para Agedia serÃa realidad si Fugaz y otro equipo grande abandonasen y el quedase primero. Por detrás Génesis y Kovalan cerraba la serie A con 4 y dos puntos cada uno.
Cuando celebraron en la nodriza de Integra, la loable actuación de Cassandra tras adelantar al Brilla y al Agedia, está vio su reflejo en el mar de Occidentas, ya calmado, tras una terrible tormenta.
Se vio radiante. Tal vez, como ella quisiera verse siempre jamás.