Andaba yo con mi mente calenturienta por las oscuras calles de aquella ciudad a la que ya casi consideraba mi hogar. Con una botella de brandy en la derecha y la chaqueta en la izquierda, caminaba tambaleandome hacia la verja del hostal. Un local de mal a muerte, pero habitable.
Me detuve en la puerta, mientrás jugaba un poco con las llaves antes de entrar, no habia prisa, solo sueño. Abri con un ruido sordo y entré, perezoza y golpeé con pesadez la puerta. Deje el Brandy, me deshice de los zapatos y me deslice hasta el sofá abandonandome en el que esperaba que fuera un profundo sueño, con la amenaza de resaca resonando en mi cabeza.
A la mañana siguiente, el sonido de una alarma me desperto. Busque desesperada la causa de aquel detestable sonido, el móvil. En la pantalla apenas acerte a ver una m y una u que por eliminación, tenía que ser Muriel. Por un segundo tuve la tentación de tirarlo por la ventana, pero me lo pense mejor. Respondi, una voz aguda y penetrante salió del auricular, alarmada lo aleje a toda prisa, active el altavoz y fui a servirme un café muy cargado, ciertamente lo iba a necesitar.
_ ¿Sonia?¿Sonia?¿Sonia estas ahí?¿Soooooonia?
_ ¿Qué te duele a estas horas? _pregunté
_ ¿Vas a volver a casa o no?
_ Si, pero mas tarde
_ Te noto cansada, hermana...
_ Resaca _ gruñi
_ ¡¿Otra vez de copas?!_ su grito afloró mi dolor de cabeza, claramente iba a necesitar el café.
_ ¡No me grites! _exclamé _ solo me tome una copa de más_ miré de reojo la botella_ una o dos...
_ Bueno, bueno, tu sabrás lo que haces, si Padre te viera...
_ ¡¡¡Muriel!!!
_ No te sulfures o te explotara la cabeza... _ murmuró _ bueno, nos vemos en casa, por cierto, madre esta al tanto de lo de anteayer... bye!
_ ¡¿Qué?! _ exclamé, a punto estuve de tirar el café, mire el teléfono, muy típico, la deja caer y cuelga, me iba a oir...
Recogí las pocas cosas que habia llevado y tiré lo que quedaba de brandy, una vez fuera, miré al cielo y suspiré, tenía la horrible sensación de que esa mañana iba a ser muy larga.