Y se casó nomás la niña.
La muchacha, representante de una generación, logró lo que todas querían:
Un chico rubio, buen mozo
Jugador de fútbol (o sea, con dinero de más)
Surgido de un amor repentino y fulminante
Ella, rubia además, será acaso feliz.
Dicen que el amor eterno dura tres meses...
Pero bueno, ahora saldrán lenguas envenenadas a criticar a los novios.
Ellos, no deberán hacer caso de los dichos ajenos.
Después de todo, luego vendrán las tapas de revistas.
Y el ciclo de la estupidez humana continuará fluyendo.