"Uff, qué semana difícil tuve, menos mal que llegó el finde"
El derecho supremo del trabajador asalariado oficinista debe cumplirse.
Es hora de ser patrones por dos días.
Vamos a restaurantes para no cocinar.
Domesticamos a infelices que tras un mostrador nos ofrecen servicios.
"Traeme esto"
"Hay, este pelotudo me trajo frío el puré"
"Este forro me sonríe para sacarme propina"
Los que tienen más suerte, irán a pasar unos días afuera de la ciudad.
Y tendrán a sus empleados, para reproducir la cadena de explotación que ellos también sufren en sus cuerpos.
"Este forro del bondi va a dos por hora"
"Che, pibe, la habitación que pedí tenía vista al mar"
Cuando vuelvan a sus casas, tras un finde desestresante, pondrán a sus hijos a que se los cuide una "chica", para que haga la limpieza una "señora" y les cuide el jardín un "tipo".
La deshumanización de las relaciones humanas nos lleva a tratar a nuestros hermanos como objetos.
Y si algún día tenemos suerte, nosotros seremos patrones a tiempo completo de empleados como lo somos ahora.
Y en ese momento, nos habremos quitado las cadenas, y seremos siempre como durante los "finde"