La humanidad transcurre
creyéndose capaz de todo
en el camino se descubre
que nos revolcamos en lodo.
Sin embargo los errores
que muchos no aceptan
hacen mella en los valores
y no nos damos cuenta.
Luego caemos en el insulto
último recurso del incompetente
pues los inteligentes no hacen bulto
de hablar con la mente.
Volvamos al respeto de corazón
para que los demás nos respeten
no tendremos más razón
por saber gritar más fuerte.